Duración
1h30 a 3h
Montpellier a
171 km
Toulouse a
150 km
Presupuesto
libre
Características
deambulación libre
Mejor temporada
todo el año
A algunos les gusta leer, pintar. Mi pasión es la cocina. Estoy siempre buscando productos locales de calidad, a la caza de recetas originales. Tengo debilidades, y uno de ellos es el queso. Es una de las razones que me trae a Rodez. Parece que se puede encontrar este queso: Le “Rodez”.
Sin pensarlo dos veces, dirección del mercadillo un sábado por la mañana. ¡ Lo encontraré seguramente allí! Mi cesto, vacío, no lo estará por mucho tiempo! Voy a aprovechar para comprar recuerdos, de colores y de buen olor. Epicúreos, ¡ Vengan conmigo e imaginen sus propias recetas!
Me dirijo primero a la plaza François d’Estaing. Veo un quesero. ¿Hay lo que busco? A ver…
Debería reconocerlo fácilmente: es redondo, de pasta dura y su nombre está marcado sobre él. ¡Buena jugada! ¡Solamente falta probarlo!
¡En boca, tiene carácter! ¡Es un poco granuloso y ligeramente picante! ¡Los italianos no se equivocaron! ¡Qué rico! Voy a coger un pedazo.
Estoy inspirada. Las ideas de buenas recetas resuenan en mi espíritu: simplemente en copos, en espuma o en polenta al queso Vieux Rodez. Para los que no saben o no tienen ganas de cocinar, algunos restaurantes cocinan el queso Vieux Rodez con talento.
He hecho bien en llegar temprano. No sé si a usted le gusta impregnarse de la atmósfera de un mercado. Yo pasaría horas y conociéndome, es probable que lo haga.
También me gusta ver la ciudad despertándose de su dulce letargo. Los ruidos de la noche dan lugar a ligeros chirridos de los puestos que se instalan, con risas y conversaciones entre los comerciantes y ambulantes y los clientes que comparten algunas bromas. También he visto algunos restauradores en busca, como yo, de productos frescos y de momentos para compartir. ¡Un elemento más para satisfacerme!
Aquí, además, todo está a mano y ¡Cuánto hay! (más de 160 expositores, horticultores, productores, biológicos o convencionales están reunidos).
La primavera está ya en los puestos. Trae con ella, productos coloreados, crujientes y ricos en sabor. El invierno se va, las coles se esconden. Los espárragos verdes, rábanos, tomates, berenjenas, fresas aparecen y anuncian el verano.
¡ Cómo me gustaría un risotto de espárragos y una tarta cremosa de fresa!
¡Qué buena idea! Lo encontraré en la plaza de la Cité, situada a dos pasos. Fresas del Lot o del Aveyron, liberan un dulce y atractivo perfume. Son extremadamente rojas, llenas de sol. Me doy cuenta de que los puestos están casi vacíos.
Tengo mis pequeñas costumbres. Cuando estoy de vacaciones en una región que no conozco, me es inconcebible no probar sus especialidades locales. El mercado situado en tres plazas, ¡me queda descubrir una y lo que me me podrá ofrecer!
¡Dirección de la plaza del Bourg para terminar mis compras!
Hace unos cuarenta años, italianos de Pouilles en el sur de de la península vinieron a Rodez para abastecerse en leche, para paliar el déficit de producción de leche en su región. Hasta compraban el queso fresco a granel, lo llevaban en camiones antes de madurarlo durante dos meses. Desde 1990, la maduración se hace en Rodez: ‘la tomme’ de Rodez nació.
Estoy rodeada de transeúntes, como si tomase un baño de gentío. Lo que más me gusta de todo eso: algunos se paran. Hablan con conocimientos, en francés o en occitano.
Les escucho. Me dan ganas de viajar, de sol, de Sur. Me gustaría parar el tiempo en un momento como ese.
Mi exploración no sería completa sin haber probado los famosos farçous. Me los imagino. Huelo este ligero olor y oigo ya el ruido de fritura. ¡ Hmmm! Me dejo guiar por mis sentidos y a medida que me acerco, veo dibujarse una fila de espera. ¡ Aquí es! ¡Paciencia, paciencia! Todo llega al que sabe esperar.
Decido deambular un poco más antes de poder degustarlos. La espera es agradable, pues estoy bien rodeada.
Amante de lo salado, me gustan las verduras, admito que dan también buena conciencia, pero no tengo casi voluntad en cuanto huelo delicias dulces. No puedo resistir y me compro un trozo de fouace, una rissole de ciruelas. Añado un poco más de salado, un magret de pato, un poco de aligot, por supuesto, antes de comprar los farçous. Una vez todo en el cesto, me parece que tengo todo lo que me hace falta.
Tengo muchas ganas de degustar uno de esos farçous pero, ¿Acompañado de qué?
¿ Un vaso de vino tinto quizás? Y si voy a beber un vasito de Marcillac en terraza para disfrutar de ese delicioso momento. Un lugar me inspira: “Ô petit bonheur!” ¡Exactamente lo que buscaba!
Me he perdido el día de mercadillo, ¿Dónde puedo encontrar buenos productos locales?